15 octubre

2019

BBVA auspició la novena edición del Festival «San Isidro Jazz & Más» del 16 al 19 de octubre

Más de 6500 personas disfrutaron de la IX edición del festival San Isidro Jazz & Más, que en sus ocho conciertos convocó a los destacados estadounidenses Carl Allen y Lurrie Bell, junto a una legión de talentosos músicos locales.

La IX edición de San Isidro Jazz & Más dejó claro porque es uno de los festivales más importantes del país. Del miércoles pasado hasta ayer, el ciclo gratuito de la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro, con apoyo del BBVA, reunió no sólo a lo mejor de la escena local, sino también a dos estadounidenses que dejaron su sello, el baterista Carl Allen y el guitarrista y cantante de blues Lurrie Bell, y a cerca de 6500 personas que disfrutaron con ganas de los dos shows programados cada noche.



“Cerramos un festival maravilloso con un público tan ecléctico y heterogéneo en cuanto a edades como la música que generosamente nos regalaron los más de cincuenta músicos que nos acompañaron. Un ciclo que no para de crecer y que llevamos adelante con el apoyo del BBVA, nuestro socio estratégico desde la primera edición”, expresó anoche Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.

El neoyorkino Allen cautivó en la primera noche y tuvo acompañantes de lujo, los hermanos Loiácono (Mariano en trompeta y Sebastián en saxo), Jerónimo Carmona en el contrabajo y Ernesto Jodos, un vecino de carrera internacional, al piano. Fue el primer paso, contundente, con la gente pidiendo bises y buena música sonando.

A sala llena, los ocho conciertos tuvieron sus condimentos. A las 20, de los jardines del museo, donde la historia argentina se hizo grande, a cuatro bares junto al río, en ambientes intimistas y pintorescos, donde todo comenzó a las 22.30 y terminó cuando los músicos dijeron hasta pronto.

Algo del jazz tradicional, mucha composición propia y repertorios que fueron más allá del género. Y mucha presencia femenina. De Elizabeth Karayekov, que cantó, bailó e hizo con su Big Band clásicos del rock y del pop de los ochenta pero reversionados y con la sonoridad de las orquestas de los años 50, a Yamile Burich & Jazz Ladies Orchestra. Potentes y talentosas en escena, temas suyos, de Dizzy Gilliespie, Lou Donalson y otros, y gente que en un colmado bar Mood BeerHouse tuvo que seguir todo desde afuera.

También en el circuito de bares, dos bandas de jazz contemporáneo. En Catalejo, Juan Bayón Cuarteto, con la eximia trompeta de Juan Cruz de Urquiza, y en Casa de Artistas, junto a un muelle soñado y con la ciudad de Buenos Aires recortada a lo lejos, un trío local que trascendió el pago chico,Pocho Sabogal (piano), Tomás Uriburu (contrabajo) y Christian Dolberg (batería).

Ambos, junto a Seba Lans (guitarra), Mariano Sívori (contrabajo) y Joaquín Waiman (batería), hicieron anoche un show en el que mixturaron el jazz y el R&B con el rock, el soul y la electrónica. Intenso, disruptivo, sanamente incómodo, con muchos temas que integran Retrovértigo, su próximo disco,como Moviedaze, que grabaron con Ca7riel, entre aires de trap.

¿El cierre?, con las Bourbon Sweethearts en Camino Motor Cofee. Un taller mecánico devenido en pintoresco bar con un enorme horno de barro al fondo, motos en exhibición y todo para ver, comer y… escuchar. “Fue nuestro debut en el festival y ya queremos volver. Increíble la energía de la gente”, contó Mel Muñiz (guitarra tenor y ukelele), acompañada por Cecilia Bosso en contrabajo, y Agustina Ferro en trombón.

Un fin de fiesta a tres voces que hizo referencia al jazz, el calypso y el swing de los años 30, con mayoría de temas propios, una orquestación muy de ellas y un público que siguió con palmas, pidió bises y, como en otros pasajes del festival, se sacó las ganas y se le animó al baile. 

Galería de Fotos del cierre del Festival.